Con Pés no Mar

Con pies en el mar muestra un mar representado cómo vía de comunicación y de recursos más que como un mundo desconocido o incluso frontera insorteable. Escenas plásticas de buques, descargas, subastas de pescado, rederas… todo un mar de oficios relacionados con el mar que incluso propician una socialización de este espacio. Un mundo que tenía los pies en el mar.

La orilla como espacio frontera, como límite entre dos mundos, la tierra y el mar, como eje central en la vida y en el tránsito en los pueblos costeros gallegos. Barcos que llegan, descargas del pescado, subastas, rederas, el reparto del quiñón entre los marineros, tránsito de gentes. En los muelles se desarrollaba una actividad intensa. El mundo de la pesca, como motor, ingiriendo dinamismo, vitalidad a las riberas de las villas. Al otro lado del papel económico las riberas de las villas servían, también, de espacio para la socialización. Se hace preciso, entonces, pluralizar el significado de la palabra “beiramar”. Aparece así, una “beiramar” del trabajo, de lo cotidiano, del ocio, de la religiosidad.

Los paseos por los arenales y las riberas protagonizaban el tiempo de ocio. Con la transformación del frente marítimo, derivado del desarrollo de infraestructuras pesqueras, surgen espacios portuarios y muelles que se convierten, también, en lugares donde ir a pasear o llevar a los niños. Así un espacio de trabajo adquiere la condición de espacio de ocio. También los barcos, mas allá de su papel como medio de producción, adoptan un papel escenográfico y se incorporan como elemento decorativo en las fotografías familiares.

En no pocas ocasiones el mar alteraba la monotonía de la cotidianeidad. Capturas accidentales de lances extraordinarios, el varado de un cetáceo, una marejada excepcional cambiaban el día a día. Eran arritmias en el cotidiano, alteraban el tiempo. Al hilo de fragmentos de vida estos acontecimientos se iban incorporando a la memoria colectiva de los pueblos. Se construía un mundo en el que el mar y la ribera tenían un lugar central.
En los arenales, en las rocallas o en los muelles la juventud se incorporaba a la comunidad. Su presencia era permanente en la ribera. Entre las rocas se aprendían las cosas del mar, se aprendía a conocer los ritmos de las mares. En los muelles se saben los nombres de las sardinas, maragotas, besugos. Se sabe del palangre, de los trasmallos, del cerco. Se va al secado, se ayuda en las tareas de descarga. Se echa una mano donde se puede. La convivencia en ese ámbito les servía a los jóvenes como proceso de formación e iniciación en un mundo que les será propio.

Todas estas realidades son las que reflejan las fotografas que forman los albumes familiares de las villas costeras de Galicia. Las imágenes hablan de un mundo que tenía los pies en el mar.

Cuadro de itinerancias

Posito Desde (mes/día) Ata (mes/día)
A Guarda 06/10 06/21
Baiona 06/22 07/05
Arcade 07/06 07/19
Moaña 07/20 08/02
Bueu 08/03 08/16
Portonovo 08/17 08/30
Illa de Arousa 08/31 09/13
Vilanova 09/14 09/27
Cambados 09/28 10/11
Rianxo 10/12 10/25
Aguiño-Carreira 10/26 11/08
Porto do Son 11/09 11/22
Muros 11/23 12/06
Lira 12/07 12/20
Fisterra 12/21 01/03
Laxe 01/04 01/17
Malpica de Bergantiños 02/18 02/02
Caión 03/03 03/16
Mugardos 03/17 03/30
Cedeira 03/31 04/13
O Vicedo 04/14 04/27
San Cibrao 04/28 05/11
Foz 05/12 05/25
Ribadeo 05/26 06/09

Museo do Mar de Galicia

Avenida Atlántida 160. 36208 Vigo.
T 986247750
F 986247748
Facebook | Twitter | Contacto | Trabaja con nosotros | Amigos do Museo do Mar