El mar mirado es un mar múltiple. Como fondo de imagen, como lugar de fotografía, este mar no es homogéneo. Un mismo espacio u objeto adopta diferentes formas dependiendo del tiempo de la fotografía y de la perspectiva del fotógrafo. La realidad, plasmada y pensada en las fotografías como única, se presenta cómo diversa y cambiante.

En el ámbito del institucional aparece la fotografía como registro donde lo importante es documentar el paso de determinadas autoridades, las embarcaciones fondeadas para los roles o las obras en los puertos. La fotografía no profesional, de disparo por veces errático, de la familia marinera posando en una barca o en la playa se contrapone a la profesional de autor de composición intencionada. Los muelles aparecen diferentes. Desde el muelle como paisaje del s. XIX, el muelle como espacio de trabajo hasta el lugar de la fotografía de pose de domingo. El ámbito de la playa nos muestra como un mismo espacio presenta diversas perspectivas. Por un lado, el paisaje de trabajo y, por otro, un lugar de ocio capturado por fotógrafos ambulantes de los años 60, por la fotografía casera o la turista.

Las miradas del mar cambian con el tiempo. A la par que el hecho fotográfico se democratiza y diversifican los espacios de lo fotografiable, la cámara penetra los espacios. Las fotografías de procesiones más antiguas nos muestran ceremonias en su conjunto. Con el paso del tiempo, el interés fotográfico se centra en las personas y, más recientemente, en todos los momentos de la procesión y en otros paralelos. Las embarcaciones fotografiadas del s. XIX aparecen fondeadas y, con el transcurso del s. XX, la cámara fotográfica navega dentro de los barcos.

El Mar Mirado es un recorrido por estas diferentes perspectivas fotográficas del mar. Un mar único que se presenta diverso una vez capturado en el papel fotográfico.

Cuadro de itinerancias